viernes, 24 de febrero de 2017

Sólo lo echaré de menos cuando lo haya perdido. Capítulo VI

Me desperté resacoso, sin nada de alcohol en mis venas. Febril, sin virus alguno en mi organismo. Un sarpullido invisible pero inaguantable recorría mi brazo derecho y todo mi cuerpo temblaba en una suerte de convulsión leve pero constante. Abril me había escrito. Sin levantarme cogí el portátil de la mesa de noche, abrí el navegador y me puse a mirar en su perfil.

Era humo, era muro.
Una mentira intrascendente,  una catástrofe iridiscente.

Esa noche daba una fiesta en su casa a la que yo también estaba invitado, una semana de mucho trabajo y estrés le pedía desahogarse por todo lo alto. Abril cansada, manta, gato y una serie en el televisor. Abril trabajando. Abril arreglándose. El martes estaba contrariada por las noticias de algún país lejano. El jueves había tenido que llevar a su gato al veterinario. Hoy se sentía especialmente triste. ¿Cómo, si no, explicar la nota? Era la única manera posible de que se hubiese acordado de mí. Un momento de debilidad, un tonto error.

Retazos de un dolor,
imposible.
Recuerdos de un amor.

Deshacerme
en paralelo.

Mis articulaciones crujían y dolían ante la mera perspectiva de tener que fingir simpatía, elocuencia y empatía por personas que día a día odiaba. Nadar entre el mar muerto de sus amigos para llegar hasta ella. Luchar, escalar. Toda la semana siendo otra persona para tener que ponerme un disfraz nuevo. Si tan solo pudiese negarme, dejarlo ir. Si su mirada no estuviese grabada en mis retinas y sus labios en los míos, si mis huellas dactilares no fuesen las suyas y de mi ropa hubiera desaparecido la horma de sus abrazos. Pero lo están, lo son. No había escapatoria alguna de aquello.

Excusas adornadas de confeti,
rojo sangre, entelequias.

Desapareció la puerta de mi casa, el ascensor, la entrada de metro, los rostros, decenas por parada, los carteles, los destellos, la gente, más gente, los golpes, las diculpas, el humo, el ruido, las calles. las bocinas, los motores, el ruido, las prisas, el ruido, el ruido, el ruido. Apareció tu portal. Apareció tu puerta. Apareció tu timbre. Apareciste tú.